La época que nos ha tocado vivir, esta llena de encuentros y desencuentros con los Otros. El tiempo, el estres, la falta de comunicación son las mayores causas de esos desencuentros. Pero muchas veces los mismos tienen que ver en con como nos relacionamos con nuestro entorno y en como nos pensamos y sentimos a nosotros mismos.Esto se remonta a las experiencias tempranas de la infancia y a sus figuras más representativas, como así también a las huellas que ha dejado en nosotros experiencias pasadas.La terapia psicológica, hoy en día ya no es pensada exclusivamente para los "locos", sino que todos en algún momento de nuestra existencia, necesitamos de un Otro, que nos escuche, nos responda sin juzgarnos y sin prejuicios. Es aquí donde entra el rol del psicólogo...En esta página intentaremos hacer algo novedoso; que tiene mucho que ver con los tiempos en los que vivimos.

lunes, 29 de marzo de 2010

“El Cuerpo en la clínica Psicoanalítica”


Introducción:
El cuerpo humano no es solo lo biológico o lo genéticamente trasmitido, como forma física y funcional del ser. El cuerpo es una realidad cultural y social y por serlo justamente se vuelve “texto” en donde serán leídos múltiples símbolos y signos.
Es a través del aprendizaje y la educación que se efectúa una transición entre la naturaleza y la cultura, la cual implicara prohibiciones, rituales , reglas, cuya finalidad (más allá de las éticas, religiosas y estéticas) es la de insertar al individuo en la sociedad.
El cuerpo se vuelve una cuestión de economía y potencial fuerza de trabajo por un lado, y objeto estético por le otro, a la cual deberá adecuarse con todas las exigencias que ello implica. Estos procesos pueden llevar al sujeto a exigir a su cuerpo excesos que muchas veces desembocaran en serias patologías.
Éste es el medio de expresión de ciertas enfermedades, son los que llamamos “males del cuerpo”. Si atribuimos a los síntomas una significación particular procedente del cuerpo simbólico, podemos referirnos a estos trastornos en términos de “palabras del cuerpo”, en un lenguaje en donde el goce se conjuga con el sufrimiento, Freud mostró como el síntoma histérico era la conversión somática de un afecto muy intenso, que va a encontrar en las manifestaciones físicas, una traducción. ¿Pero como hacer esta traducción, en el cuerpo sufriente de la enfermedad psicosomática, cuando no existe la simbolización? Sin lugar a duda algo quiere trasmitir, lo que nos lleva a preguntarnos ¿cual es la etiología de esta enfermedad? ¿Cómo podemos prevenirla o atenuar su desarrollo desde nuestra practica?
Para intentar responder ésta y otras interrogantes, primero abordare la temática del cuerpo, en el mismo desarrollo de la teoría freudiana clásica, aunque cabe aclarar que la temática de la psicosomática (que es el punto central de este trabajo) nunca fue abordada en la obra de este autor, pero debido a el estudio profundo que realizo de los diferentes estados del cuerpo, es de suma importancia su aporte. Luego pasare a explorar la relación cuerpo-lenguaje, con la ayuda de las conceptualizaciónes de Lacan. Y por ultimo desarrollar desde el punto de vista psicoanalítico el fenómeno psicosomático, desde la importancia de la presencia de otro, en especial en los primeros años de vida.

Freud como punto de partida.

Según Paul-Laurent Assoun[2] la mayor contribución freudiana es que inscribe el cuerpo “en el reverso de la metafísica como él Otro del principio fundador (el Alma)”.
Plantea este autor que no hay inconsciente del cuerpo, sino que hay un saber inconsciente en él y es por este motivo que la temática del cuerpo será revisado por el psicoanálisis. El cuerpo lejos de ser renegado de esta teoría, forma parte de la materialidad subyacente de lo psíquico.
Freud empleara varios términos para designar a ese Cuerpo. Assoun identifica estos términos en su lengua original de escritura; Körper y Leib. El primero estaría referido al cuerpo real, lo corporal propiamente dicho, en donde van a tener presencia los proceso somáticos, la superficie y el segundo seria el cuerpo aprehendido por la propia sustancia viva, como forma de individuación, de donde “salen los efectos y signos, la cual seria la parte más profunda. El síntoma seria la forma de relacionar y modificar la superficie (Körper) con los poderes de la profundidad (Leib) .

El cuerpo se le plantea a Freud, como campo de estudio muy tempranamente, antes del nacimiento del psicoanálisis. En 1888 a su regreso de Paris, en donde había estado reunido con Charcot, tiene encomendada la tarea de investigar la relación entre la parálisis histérica y ciertas porciones orgánicas del sistema nervioso.
Rápidamente Freud comienza a cambiar la forma de plantearse esta problemática en términos enteramente biológicos(aunque nunca abandonara esta pretensión) y en 1893 esbozara la noción de que pueden incidir en el cuerpo ciertas formaciones culturales como así también los dichos populares; “afirmo que la lesión de las parálisis histéricas debe ser completamente independiente de la anatomía del sistema nervioso, puesto que la histeria se comporta en sus parálisis y demás manifestaciones como si la anatomía no existiese o como si no tuviese ningún conocimiento de ella” [3]. Lo que sorprende a Freud es como en estas mujeres la distribución anatómica de sus dolencias, no sigue las vias de la biología, sino que es puramente fantaseada.
Luego será expresado con más claridad por ejemplo en los pasajes en los que nombra el caso de Cecilia M [4], esta paciente describe sus dolencias, como por ejemplo un dolor de cabeza como un dolor de pensamiento al decir “Se me ha metido en la cabeza”, o una serie de vivencias que iban acompañadas en ella con una punzada en el corazón (“Eso me dejo clavada una espina en el corazón”). En esta paciente había una integra serie de sensaciones y representaciones que corrían paralelas y en el cual en un momento la sensación despertaba la interpretación de la paciente o la representaciones había creado a la sensación por vía de la simbolización. Concluye Freud”...la histeria acierta cuando restablece para sus inervaciones más intensas el sentido originario de la palabra..” [5] .
La histeria es sin lugar a duda el punto de ingreso del cuerpo en el psicoanálisis, al decir de Assoun “...aquí el cuerpo no es sólo tema privilegiado de esta neurosis, por la que Freud se pone desde el principio sobre la pista de un saber de lo inconsciente, sino también lo que “da cuerpo” al propio síntoma”.[6]
El cuerpo de la histérica es el medio del síntoma y nos enfrenta a una ambigüedad, el cuerpo expresa el conflicto tanto como lo enmascara, “de tal manera que la “reminiscencia” reprimida se inscribe en ese cuerpo como una marca que indica la perdida de la conciencia” 5. Al decir de Assoun, estas pacientes muestras “su alma” a través de ese cuerpo. A este fenómeno Freud lo llamara conversión: proceso en que la excitación del aparato psíquico, se traslada a lo corporal. La represión hará efecto sobre la representación inaceptable o generadora de displacer, en cambio el afecto que acompañaba a está queda así en el caso de la histeria ligada al cuerpo. En el texto “La represión” (1915) su autor expresa en un pasaje ”El síntoma aparece en la histeria como formación sustitutiva del contenido de la agencia representativa, encontrándose una innervación hiperintensa somática (excitación o inhibición) que ha atraído hacia si por condensación la investidura integra...”

En 1895 en el manuscrito de “Proyecto de una psicología para Neurólogos”, el cuerpo del que trata, es de un cuerpo construido y no de un cuerpo constatado, y justamente es esto lo que necesita Freud para poder desarrollar el concepto de inconsciente y del funcionamiento del aparato psíquico. Y será justamente el reconocimiento del inconsciente lo que constituye la ruptura radical con las ciencias naturales (aunque era la pretensión de Freud al comenzar este texto, incluir a la psicología entre estas ultimas). Lo inconsciente no es concebido como una fase intermedia entre lo psíquico y lo somático, sino como un lugar de encuentro necesario pero aun indescifrable entre el alma y el cuerpo, que no es posible expresarlo con palabras.

Será en “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905) en la que Freud hablara de un cuerpo pulsional, un cuerpo erógeno..”los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases basadas en diferencias de naturaleza química. A una de estas clases la designamos como específicamente sexual y al órgano afectado como “la zona erógena” de la pulsión sexual que arranca de él” y agrega en 1915 como nota al pie de pagina “posteriores reflexiones, así como la aplicación de otras observaciones , me llevaron a atribuir las propiedades de la erogeneidad a todas las partes del cuerpo y a todos los órganos internos”. Podríamos hablar entonces de una erogeneidad de órgano que además desplazamiento mediante una zona podría ser cargada con energía proveniente de otra
En la primera de las teorías de las pulsiones, Freud opone las pulsiones de autoconservación (que luego serán llamadas pulsiones del Yo) a las pulsiones sexuales. Las primeras estarían al servicio del individuo y son también las necesidades del cuerpo biológico. En cuanto se introduce el concepto de narcisismo, se hace una modificación a la teoría, la que ahora opondrá a las necesidades (pulsiones del Yo) a la libido, en donde a la vez también contrapondrán la libido del Yo y la libido de objeto.
La segunda de las teorías de las pulsiones opone la libido al instinto de muerte. Pero Freud mismo se preguntara en donde quedan situadas en este nuevo diagrama las pulsiones del Yo. En “El concepto Psicoanalítico de las perturbaciones Psicopatógenas de la visión” (1910) y “Los dos principio del suceder psíquico” (1911), Freud sostiene que las pulsiones sexuales solo se oponen a las pulsiones de autoconservación en la medida de que estas son representantes directas de la realidad. O sea que no se trata de dos grandes polos pulsionales constitutivos en el sujeto y eventualmente en conflicto, sino que este conflicto se sitúa en las mismas pulsiones sexuales o entre estas mismas y la realidad. Por lo tanto, el cuerpo real (biológico) de aquel que emanaban las necesidades , no tiene cabida en la teoría de las pulsiones y lo mismo sucederá con el Yo de las pulsiones del Yo (como opuesto a la pulsión sexual)
En “Introducción al Narcisismo” (1914), el Yo será el reservorio de la libido narcisista, de donde parten las investiduras de objeto.
Recién en “El yo y el Ello” (1923) el Yo se desprende como entidad distinta del Ello, y como “superficie” del aparato psíquico.
Según Laplanche, J.y Pontalis, J.B.[7] es como si Freud invitara a “definir la instancia del Yo como fundamentada sobre una operación psíquica real consistente en una proyección del organismo en el psiquismo”. En este texto Freud define claramente “El Yo es ante todo un Yo corporal, no es solamente un ser en la superficie, sino que es en si mismo la proyección de una superficie...En ultima instancia, el Yo deriva de las sensaciones corporales, principalmente de las que nacen en la superficie del cuerpo...además del hecho que representan la superficie del aparato mental..” La pulsión aparecerá como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como una representación que emerge del interior del cuerpo y llega al aparato psíquico.
El Yo como instancia surge así en la ambigüedad de ser a la vez fuente y objeto de catexis. En el texto antes referido, se habla de un Yo corporal derivado de sensaciones corporales, de una proyección mental de la superficie del cuerpo, pero esta misma “proyección” marca una distancia de lo biológico a lo psíquico, del cuerpo real al cuerpo en el fantasma (como imaginario), y ahí justamente en esa elaboración en donde surge el símbolo.


El cuerpo y el lenguaje.

Debido a que la imagen del cuerpo no puede ser aislada del lenguaje, de la palabra, de sus organizaciones ni de su origen, Freud relaciono lenguaje y cuerpo, en el trabajo con pacientes histérica. De la misma manera existe una relación entre el inconsciente y el lenguaje, expresado claramente en la técnica, por ejemplo en la asociación libre (en el marco de la regla fundamental), en la función del chiste, como parte de las llamadas psicopatologías de la vida cotidiana. Así también el síntoma esta relacionado con la palabra y desde las conceptualización es de la teoría Lacaniana, este seria un lenguaje , un mensaje que debe ser liberado, teniendo este un valor simbólico y perteneciente a las f ormaciones del inconsciente.
Partamos de la base que en la histeria no es el cuerpo el que “habla” sino que es a través de él. Freud describirá a la histeria de conversión como simbolizadora, donde lo psíquico como ya vimos se expresa somáticamente. Lo simbólico se instala en el cuerpo ocupando una espacio imaginario. En la histeria lo que vio el psicoanálisis, es que el deseo pretende que todo sea palabra, que todo sea simbólico, siendo la falla de esta pretensión el síntoma.
En la “Interpretación de los sueños”(1900) Freud hablo de una simbolización del cuerpo, que es limitado a “él cuerpo propio, padres, consanguíneos , sexualidad, desnudez, nacimiento y muerte. Se trata de una relación constante entre símbolo y lo simbolizado” [8] en obras posteriores Freud vinculara esta relación con el lenguaje.
Pero desde siempre para Freud el cuerpo imaginario, es él que de alguna manera, esta trabado por alguna palabra, la que guarda una relación entre el deseo y el goce.
De acuerdo a los modos en que esa palabra este involucrada en el cuerpo , podremos hablar de un discurso psicótico o neurótico. Sélika Acevedo de Mendilaharsu7 distingue estos discursos como neuróticos, psicosomático y psicótico. Es de mi interés centrarme especialmente en el segundo de estos, por lo que planteare a grandes rasgos los restantes, para luego volcarme de lleno al tema de la psicosomática.

El cuerpo neurótico, de acuerdo a lo que ya venia desarrollando, esta típicamente representado por la histeria. En este cuerpo no hay homogeneidad y por tanto cada zona de él tendrá un valor especial y distinto en su significado que las demás. El síntoma surge de la fallida pretensión del deseo de que todo sea palabra, instalándose de esta manera el goce del síntoma, veta sacrificial de la histeria. No se reconocerá como causa de ese deseo, y se ofrecerá al goce del Otro. De esta manera algo de ese cuerpo queda negado y sostenido simbólicamente como ese Otro.
La/él histérica/o en su discurso trata de mantener todo en la orbita del significante fálico, aunque siempre termina empapando su discurso de otras temática y no diciendo explícitamente su deseo, igualmente lo deja entrever, porque hay un inconsciente estructurado que finalmente se expresa cuando ella/ él hablan. En la neurosis también existirá la posibilidad de la unificación imaginaria de este cuerpo en lo que se llama la imagen corporal.

En el cuerpo psicótico, al igual que en su estructura yoica, no hay una unificación del mismo, por tanto se manifiesta en forma de objetos parciales, como un cuerpo fragmentado, en donde no hay distancia entre los signos y el cuerpo.
Para describir este tipo de cuerpo, usare un estado de transición entre las reacciones de carácter histérico y los delirios psicóticos; la hipocondría. Para Freud, en esta patología la enfermedad orgánica coincide con la distribución de la libido, se retrae el interés y la libido de los objetos del mundo exterior y concentra a ambos sobre el órgano que le preocupa. El/ la hipocondríaco/a interrogan a ese órgano por los misterios del cuerpo, por los silencios del Otro, por la muerte y por la castración, ya que le es imposible ubicar esa pregunta es ese Otro o inclusive llagar a decir su propio deseo. No pueden hablar de estos temas; muerte, castración, porque existe un agujero en la simbolización. No hay una confianza en otro, ni una entrega, porque tampoco hay una simbolización de ese Otro.

El discurso psicosomático es silencioso para quien lo padece, no habla, no asocia , no dice. La enfermedad orgánica manifiesta el conflicto que afecta al paciente, hay una relación de sentido entre ambos.
No es como en el caso de la histeria, de la palabra reprimida que es capaz de generar un síntoma, en la enfermedad somática, es un significante holofraseado que se hace presente en el cuerpo sufriente.
Para Lacan el primer cuerpo es el lenguaje, es decir lo que el llama el cuerpo de lo simbólico. Lo simbólico es un cuerpo en tanto que es un sistema de relaciones internas; es un cuerpo incorporal, que al incorporarse al sujeto le da un cuerpo. Lo que implica según esta conceptualización, que somos un cuerpo por el hecho de ser dicho.
Para este autor por otro lado, el significante representa a un sujeto para otro significante. “El significante es la unidad constitutiva del orden simbólico (...) El campo del significante es el campo del Otro, que Lacan llama “batería de significantes”” [9] Un significante es definido por la distancia, por el intervalo que lo separa de otro significante. Si no hay esa distancia, los significantes se “pegotean”, se congelan. Si no hay intervalo no hay significante, con lo cual tampoco podrá haber tampoco formaciones del inconsciente. Estos dos significantes pegados, solidificados Lacan los llama “Holofrase”. Este es un termino que toma de la lingüística, se utiliza para designar una palabra que adquiere el valor de una frase.
Al decir de Lacan [10] la letra portada, el goce del Otro le es totalmente desconocido y a la vez imposible de lectura para este sujeto. En fenómeno psicosomático se caracteriza esencialmente, como la falla en la incorporación de la estructura del lenguaje, y de acuerdo a la teorización lacaniana, es un cuerpo cuya relación con el Otro significante se halla en corto-circuito. Es a partir de la incorporación de la estructura del lenguaje que es posible “tener un cuerpo” y no “ser un cuerpo”. Y “es por esta misma incorporación del cuerpo simbólico que “el cuerpo que se tiene” se cadaveriza, se vuelve un desierto del goce” [11].
En estos casos, más que una lesión de un significante, hay una marca, un tatuaje que va a representar al sujeto, no ya frente a otro significante sino que va a representar al ser ante el Otro. Por tanto, al no existir esta lesión en el significante (como si la habría en el caso de un síntoma) no es fácil, sino imposible que esta problemática se “escuche” en la transferencia en el transcurso de una terapia, ésta se presenta y sorprende más en lo real. El cuerpo en juego, no es el libidinal, sino los sistemas y aparatos del cuerpo orgánico y serán estas funciones las que se verán involucradas.
¿Si no hay en si un discurso psicosomático, en tanto no hay un significante en juego, como se procede desde el punto de vista de la practica psicoanalítica para ayudar a estos pacientes?
Algunos autores plantean que el esfuerzo terapéutico consistirá en “neurotizar”, en lograr un carácter simbólico de aquello que ha sido excluido de la vida psíquica.

Psicosomática:

Los primeros estudios realizados al respecto, aparecieron en Estados Unidos en el seno de un movimiento liderado por Frantz Alexander llamado “ medicina psicosomática”. Como así también se generaron estudios en Francia, en donde participaron Pierre Marty, Michel Fain, Michel de M’Uzan y Christian David entre otros. Los enfermos estudiados eran especialmente los que padecían cefaleas, asmas, alergias e hipertensión. Estos autores ponían el acento en una debilidad de los mecanismos defensivos y le otorgaban a los síntomas somáticos un valor de sustitutivo pero desprovisto de la dimensión simbólica, tan como lo conocemos en la conversión histérica.

De acuerdo al diccionario de English, H [12] el termino psicosomática, seria: “Perteneciente a las relaciones entre la estructura orgánica visible y los fenómenos mentales, cualquiera sea su definición. Dícese de lo que es a la vez mental y corporal, o tiene atributos similares a los de la mente y el cuerpo. El termino puede usarse cuando no se quiere decir si una función es psíquica o somática, cuando se quiere indicar ambas o cuando se quiere negar la realidad de la distinción tradicional”.
Es difícil, poder determinar que enfermedad no es psicosomática, ya que todas tienen causas que pueden ser físicas ( infecciosas o virulentas) o psíquicas y además ambas tendrán para quien las padece un sentido que es inconsciente. No solo los síntomas neuróticos o los delirios psicóticos tienen carácter de inconsciente, sino que hasta los accidentes tendrían sentido (inconsciente) de acuerdo a las conceptualizaciónes de Edgardo Korovsky, en quien basare gran parte del desarrollo que prosigue. Clásicamente se han estudiado y clasificado siete grandes enfermedades psicosomáticas, asma, artritis reumatoidea, colitis ulcerosa, hipertensión, neurodermatitis, tirotoxicosis y úlcera péptica.
Aunque hoy son considerados efectos de este fenómeno también los accidentes de transito ( y en general) como así también otro tipo de enfermedades, como ser alergias, soriasis, cáncer o enfermedades neurológicas desmielinizantes y hasta inclusive vicios posturales.

El fenómeno psicosomático se instala generalmente luego de un acontecimiento traumático, como una perdida importante que implique un duelo o en algunos casos acontecimientos felices, pero que tienen la característica de ser lo suficientemente intensos. Estos sucesos son imperativos para el sujeto y no tiene tiempo para reaccionar, por lo cual la dimensión de lo simbólico queda alejada de estos. El autor antes mencionado, expone seis modalidades típicas de reacción frente a estas situaciones, a saber; Elaborativa (adaptación activa, que lleva a la formulación de una estrategia a seguir) Neurótica (hay una aceptación conflictiva de la realidad, tiene como resultado la formación de síntomas o satisfacciones sustitutivas) Psicótica (sustitución de la realidad por una neorrelidad) Actuación (hay una imposibilidad de elaboración del conflicto y se busca descarga, como ser actuaciones perversas o las adicciones) Enfermedad Corporal ( como en el caso anterior ante la imposibilidad de la elaboración del conflicto, el sujeto reacciona mediante mecanismos regresivos, modificando la función normal del cuerpo, de una manera especifica y simbólica) Muerte (en los casos que las otras opciones no son posibles).
Korovsky plantea que el trastorno somático, escapa a la teoría clásica de las zonas erógenas (oral, anal, fálicouretal, genital y la fantasmática a ellas asociada). Teniendo este trastorno “otro cuerpo” distinto al que la teoría psicoanalítica clásica se había abocado ( el cuerpo imaginario, simbólico, erógeno y pulsional).
La alteración de la funciones de un órgano (psicosomática) se podría definir, según la teoría psicoanalítica, cuando existe un alto nivel de incompatibilidad entre las depositaciónes de las fantasías puestas en este órgano (proveniente de otra zona del cuerpo) y la función del propio órgano. En base a esta conceptualización hecha por Freud en “El concepto psicoanalítico de las perturbaciones psicógenas de la visión”, el Dr.Chiozza y Dr.Korovsky han hecho en nuestro medio estudios respecto al sentido del llanto y en especial de la lagrima, como forma de disolver o borrar de la visual hechos o recuerdos de escenas traumáticas. Del mismo modo explican otro tipo de secreciones del cuerpo, generadas por ciertas enfermedades a las cuales se las podría considerar como una “forma de lagrima” que adopta una particular zona del cuerpo como expresión, según el tipo de objeto llorado y la fantasía inconsciente que lo acompaña.

En el Instituto Psicosomático de Paris, un grupo de investigadores plantean una suerte de “teoría económica” similar a la planteada por Freud como el concepto económico de las neurosis actuales, en donde la energía instintiva no pasa por el aparato psíquico , sino que afecta directamente al cuerpo. Esto se daría por un déficit en la representación y por una respuesta afectiva disminuida.
Ya entre los primeros autores interesados en el fenómeno psicosomático, como ser Alexander, F. , se distinguieron ciertos tipos de conflictos que propiciaban la aparición de dicha patología. Como ser en primer termino, una cierta personalidad de base psicosomática, (caracterizada por el pensamiento operatorio, la vida operatoria y depresión esencial), un tipo especifico de conflicto, una predisposición física y una situación actual de conflicto.
El pensamiento operatorio, es aquel que carece de relación con el objeto vivo, es la ausencia o dificultad para expresión de los afectos.
Seria característico del pensamiento operatorio un tipo singular de neurosis de carácter que algunos autores [13] la llaman “psicosomatosis” la misma se distinguiría por cierta disposición de la personalidad a evacuar con mayor facilidad las situaciones conflictivas por la vía somática. El cuerpo seria como la cuartada del inconsciente, simboliza lo que no puede ser dicho por las palabras. ¿Podrá ser que el expresarse con el cuerpo, le resulta menos peligroso que hacerlo con palabras, puesto que no se arriesga nada, ni la contradicción, ni la confrontación con su propia historia, con su identidad, ni con el Otro?.
Estos sujetos poseen un hipercontrol sobre su vida emocional y presentan una gran pobreza en la vida fantasmática, siendo su discurso por lo general referido a hechos concretos y casi nunca hace uso de la imaginación o la inventiva.

La depresión esencial, no es una patología diagnosticable en si, sino que seria la baja del tono vital, el humor y la vitalidad en menos del paciente , como forma habitual de ser y estar en el mundo. Ésta estaría caracterizada por la incapacidad de hacer regresiones, debido a una falla del preconsciente ligado a una carencia fantasmática real.
Frente al conflicto la organización psíquica no puede mantenerse y por tanto las excitaciones se acumulan en un aparato mental inepto para elaborarlas, desembocando en una desorganización progresiva de los aparatos somáticos. Esta noción de desorganización, esta ligada al concepto de pulsión de muerte.

Otros autores como Mc Dougall [14] describen una “súper-adaptación” a la realidad externa, en donde existe “un corto-circuito con el mundo de lo imaginario donde el yo logra una completa destrucción de las representaciones concernientes al sentimientos y así estos no son registrados” [15]. De esta manera dichos pacientes sufren de acuerdo a esta conceptualización de una disociación y una desconexión casi completa con sus necesidades corporales y emocionales. Winnicott;D.W.[16] plantea que el núcleo de la enfermedad psicosomática, esta en la escisión patológica que el paciente realiza de la atención en su entorno.
Según esta teoría la enfermedad psicosomática, seria una escisión en la personalidad del individuo, que posee una cierta debilidad en la conexión entre soma y psiquis, o una escisión organizada en la mente como respuesta o defensa a un mundo sentido como persecutorio o repudiado. Pero que sin embargo, este sujeto intentara igualmente no perder dicha conexión entre soma-psiquis.

Padecen de una extremada cordura al decir de Korovsky, que se amoldan a los estándares culturales, son responsables y “todo lo hacen bien y a fondo”. Su Ideal del Yo, es tiránico y tienen sentimientos de autoidealización , por eso sus vínculos suelen ser idealizados también con quien más les exige, en primer termino sus progenitores. Esta sobreadaptación se encuentra fuertemente ligada al contexto y estará condicionada fundamentalmente a las aspiraciones narcisistas de sus padres. Siendo luego estas exigencias y aspiraciones interiorizadas.
Tienen una gran omnipotencia, su filosofía de vida se identifica por el “debe ser” y la “fuerza de voluntad lo puede todo”, se creen poseedores de independencia y de autocontrol, baja tolerancia a la ansiedad, el temor y sienten al cuerpo como insignificante y como obstáculo en sus altas metas de superación personal.
Trabajos realizados por Liberman, D. y col. [17] muestran que las madres de estos pacientes, narcisistamente esperaban que el niño colmaran sus aspiraciones a través de logros , para así calmar la ansiedad de las cuales eran presas. Esto combinado con una figura paternal inoperante, casi ausente , sin voz ninguna en las decisiones familiares, da como resultado esta sobreadaptacion y la idea de poder con todo, con esfuerzo y voluntad. ¿No será también esta situación la generadora de imágenes idealizadas? ¿ O idealiza como forma de masoquismo?
La omnipotencia , tendría sus raíces en los primeros meses de vida del bebe, en donde frente a la dificultad materna para comprender y satisfacer sus necesidades, el niño desarrollaría una sensibilidad especial , para detectar las necesidades de su madre, satisfacerla y no sentirse así rechazado por aquella. Más adelante en el desarrollo, se caracterizan por ser niños que no presentan ningún problema, por ejemplo frente a la exigencia del control de esfínteres, lo que según esta teoría, también reforzaría su desconexión con sus propias necesidades y emociones, y lo acercaría más aun a la sobreadaptación que dará lugar a la patología de adulto.
De acuerdo a las conceptualizaciónes de Winnicott, la enfermedad psico-somática (el guión según este autor, tanto separa como une estos dos polos) es el negativo de un proceso positivo, Este ultimo seria “Un tendencia que lleva al infante y al niño hacia un cuerpo que funciona, sobre el cual y desde el cual se desarrolla una personalidad que funciona, una personalidad completa con las defensas contra todos los tipos y grados de angustia. En otras palabras, tal como Freud lo digiera hace muchas décadas, el yo se basa sobre un yo corporal..”[18]
Este autor sugiere que este proceso de integración, se da en la llamada etapa del “Yo soy” y dice que es el significado del “Yo” y del “Yo soy” el que se altera con la disociación psicosomática.
El trastorno se relacionaría con un Yo débil, el cual estaría relacionado con los cuidados y “mimos” maternos, no lo suficientemente buenos (esto dependería de el reforzamiento del Yo de la madre, basado en su capacidad de adaptación, dando al infante una realidad de dependencia) y un débil establecimiento de lo que este autor llama “morar adentro”(es el termino que utiliza para describir el morar, vivir, estar de la psiquis en el soma o viceversa), que se daría a causa de cualquier situación que pueda ser vivida como persecutoria u hostil para el niño y que daría como resultado, una suerte de retirada del “Yo soy” del mundo y todo aquel que se presente como no-yo, como Otro.
En el mismo sentido apuntan los estudios de Lacan, que plantean el llamado “estadio del espejo”. Este se daria cuando el niño llega a la unificación del cuerpo, justamente a partir de la presencia del Otro y por medio de la identificación con ese Otro. El niño se disolvería en la imagen del Otro, al mismo tiempo que se descubriría como existencia autónoma e independiente. Esto se daría en los primeros meses de vida, donde el niño aun es un lactante y tiene una impotencia motriz. Habitualmente quien oficiaría de “espejo” seria la madre, quien actúa este papel , no solo en lo visual sino a través de lo táctil, olfativo, no siendo vista en principio como objeto de amor, sino como contornos de la propia imagen. Winnicott, al respecto postulaba que el precursor del espejo(en si) era el rostro de la madre, ya que el niño sumergido en la omnipotencia, siente que el fenómeno ante él, es fruto de su creación. Por tanto y gracias a la capacidad de la madre para adaptarse a las necesidades de su hijo, permite la creación luego serán los objetos transicionales, que son la base de la iniciación de la experiencia y del sentimiento de existir. A la falta de esta adaptabilidad es que se refieren los estudios de Liberman.
Conclusiones.......o más preguntas?:

Me resulto útil para analizar más en detalle y pensar la influencia de este Otro,
la comparación hecha por Anzieu, D[19]. de la piel con la concepción freudiana hecha en “El Yo y el Ello” sobre el Yo como “superficie” del aparato psíquico.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo, Anzieu lo plantea como fundamental a la hora de la formación del Yo. Al punto de llegar a acuñar el termino “Yo Piel”, que seria una figuración de la cual se sirve el niño pequeño, para representarse a si mismo, como un Yo que contiene a las representaciones psíquicas, a partir de las experiencias de la superficie de ese cuerpo (el morar en el cuerpo de Winnicott).
Y ciertamente me pareció muy pertinente la comparación, ya que este órgano es receptor de estímulos externos e internos, es una pantalla de protección contra estos, es el limite del cuerpo y funciona como un órgano de intercambio con el exterior, tanto por ser un medio de contacto con el Otro, como por ser representante de la identidad y de la autoimagen.
Por lo tanto me parece valido, preguntarse ¿que pasa cuando no hay una madre “lo suficientemente buena” (al decir de Winnicott) para que acaricie, alimente, cuide, mire y sea el espejo de ese bebe?
¿Podríamos hablar de que la llamada depresión esencial de Alexander, tiene que ver con estas carencias? ¿ El pensamiento operatorio, esa desconexión con el cuerpo y con los afectos, tendrá relación con la falta justamente de contacto con otro cuerpo y con el sentirse amado por su madre? ¿Esa desconexión, fue una suerte de mecanismo de defensa, frente a las carencias?

Tanto los trabajos realizados por Winnicott, como los de Mc.Dougall y los de Liberman, nos aportan algunas respuestas y una visión etiológica de la psicosomática, como así también resaltan la importancia que tiene el Otro, en la formación de la imagen del cuerpo, del Yo y de la misma patología como expresión comunicacional o no con ese Otro.
Como caso particular, sin lugar a duda el más relevante es papel jugado por la madre y en el amor que está implícito en la actitud de la misma. No solo como posibilitadora del surgimiento de la identidad primaria, sino además como medio de la creación de objetos y fenómenos transicionales.
Por lo cual, me lleva a la conclusión que la distorsión de estos momentos genéticos en la estructuración de la personalidad, dejan marcas y líneas de fragmentación muchas veces definitivas en el sujeto.

Creo que también, seria importante tener en cuenta, a la hora de pensar la problemática desde la clínica psicoanalítica, que estos pacientes no relacionan su padecimiento físico con un problema psicológico y por tanto concurrirán en primera instancia a un doctor en medicina. Como la psicosomática , son los cambios en las funciones del cuerpo y esto podrá ser explicado por aquel, no será fácil que dicho paciente llegue a nuestra consulta. En tanto, pienso que seria de utilidad el trabajo de un psicólogo especializado en esta temática, dentro del equipo interdisciplinario (el cual supondremos que existe) de los centros asistenciales. No separando así los profesionales al sujeto de estudio en dos (mente- cuerpo), ya que a mi entender es una forma de ayudar de acentuar más aun la escisión que padece el sujeto.

[1] De la disertación en la Sociedad de Investigación Psico-somática el 21 de mayo de 1964. A propósito del congreso “El dilema psico-somático”
[2]Assoun, Paul-Laurent “Introducción a la metapsicología Freudiana” Edit. Piados Buenos Aires 1994 cap. 8 “El Cuerpo”.
[3] Freud, S. Estudio comparativo de las parálisis motrices e histéricas 1888(1893) Buenos Aires Amorrortu Edit. Vol. II
[4] Freud, S. Estudios sobre la Histeria. Buenos Aires Amorrortu Edit. Vol. II
[5] Freud, S. Estudios sobre la Histeria. Buenos Aires Amorrortu Edit. Vol. II
[6] Assoun, Paul-Laurent “Introducción a la metapsicología Freudiana” Edit. Piados Buenos Aires 1994 cap. 8 “El Cuerpo”.

[7] Definición del Yo en Laplanche,J. y Pontalis, J.B “Diccionario de Psicoanálisis” Edit. Labor Barcelona 1971
[8] Acevedo de Mendilaharsu, S. “Cuerpo y discurso en Psicoanálisis” Revista Uruguaya de Psicoanálisis N° 95 “El cuerpo” Abril 2002.

[9] Según Diccionario introductorio de psicoanálisis Lacaniano de Evans,D. Ed.Paidos (pag 177)
[10] Lacan,J. Seminario XX.
[11] “A-contecer en el cuerpo” Gomel, B. Contreras, P. y otros. Revista de la sociedad Argentina de Psicopatología http://www.psicopatologia.com/
[12] Citado por Korovsky, E. En “Psicosomática psicoanalítica” Ed. Roca viva Montevideo 1990

[13] Citados por Korovsky,E. –Marty y de M’Uzan (1963) “El pensamiento operatorio” en la “Revista de Psicoanálisis” XL, 4 BsAs.-
[14] Mc Dougall, J.” Alegato por cierta anormalidad” Ed. Petrel, Barcelona 1982
[15] Korovsky, E. “Psicosomática Psicoanalítica” Ed. Roca Viva Montevideo 1990
[16] Winnicott, D.W “La enfermedad Psico-somática en sus aspectos positivos y negativos” Disertación en la Sociedad de Investigación Psico-somática el 21 de mayo de 1964. A propósito del congreso “El dilema psico-somático”
[17] Citado por Korovsky, E.: Liberman, D. Y col. “Del cuerpo al símbolo” Ed. Kargieman BsAs 1982
[18] Winnicott, D.W “La enfermedad Psico-somática en sus aspectos positivos y negativos” Disertación en la Sociedad de Investigación Psico-somática el 21 de mayo de 1964. A propósito del congreso “El dilema psico-somático”

[19] Citado por Ulnik,J. en seminario “El cuerpo en la clínica Psicoanalítica” clase 7 www.edupsi.com/cuerpo

sábado, 27 de marzo de 2010

Tatuajes



Introducción.

El cuerpo humano no es solo lo biológico o lo genéticamente trasmitido, como forma física y funcional del ser. El cuerpo es una realidad cultural y social y por serlo justamente se vuelve “texto” en donde serán leídos múltiples símbolos y signos.
Es a partir del cuerpo que el sujeto se reconoce a si mismo y la forma de representar su Yo.

El tatuaje podría ser lo que Foucault llama “emergencia y procedencia” ; seria una forma de presentar frente a la mirada del otro, a un cuerpo que denuncia la persona que se quiere o no ser.
El tatuaje es una elección. Un símbolo. Una identificación propia que llevará la persona durante toda su vida. Probablemente todos tengan un por qué y cada dibujo tenga un significado especial para quien se lo ha realizado. Pero desde el punto de vista psicoanalítico, podemos ver a grandes rasgos, que los mismos son; objetos de consumo masivo; que funcionan como un común denominador para un grupo; que pueden ser visto como una forma de “camuflaje”; como forma de realizar un duelo o la elaboración de una situación traumática o que pueden funcionar como un amuleto.


La piel.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y tiene un lugar fundamental en la formación del aparato psíquico y en la adquisición de la identidad.
Freud en “Tres ensayos sobre una teoría sexual” (1905) plantea la piel como la zona erógena por excelencia. En “Más allá del principio del placer” (1920) al exponer sus hipótesis acerca de la evolución del organismo vivo, compara a la piel con la membrana que envuelve a una primitiva vesícula, la cual cumpliría la función de proteger al organismo de los estímulos externos e internos y la cual seria equiparable a las funciones del Yo.

La piel cumplirá las funciones de; recepción de estímulos internos y externos; pantalla de protección contra estos estímulos; limite exterior del cuerpo (separa un adentro de un afuera) y fundamentalmente es un órgano de intercambio con el exterior, de contacto con los otros y un representante de la autoimagen e identidad.
Muchas de estas funciones son casi opuestas, lo que exige a este órgano una suerte de dialéctica entre receptividad y sensibilidad vs. la protección y la evitación de estímulos.

Estas funciones se irían adquiriendo tempranamente en el desarrollo del niño. Siguiendo a Didier Azieu la diferenciación progresiva que hace el bebe entre el adentro y el afuera y de la existencia de una superficie que las separa, se dará desde la lactancia, “se le tiene en brazos, estrechado por el cuerpo de la madre cuyo calor, olor y movimiento siente; se siente llevado, manipulado, frotado, lavado, acariciado y todo ello acompañado generalmente de un baño de palabras y canturreos” 1.
Sami-Ali nos dice que un espacio imaginario se desarrolla a partir de la relación de inclusión mutua de los cuerpos de la madre y del niño, por un doble proceso de proyección sensorial y fantasmática.
Por tanto el niño adquiere la percepción de la piel por las experiencias de contacto de su cuerpo con el de su madre y dentro de la relación aseguradora que tiene con ella (teoría del apego – Bowlby y Harlow-).

Anzieu teoriza el Yo-Piel como “una figuración de la que el niño se sirve en las fases precoces de su desarrollo, para representarse a sí mismo como Yo que contiene los contenidos psíquicos a partir de su experiencia de superficie del cuerpo”.1 Aunque luego precisara su concepción diciendo que el Yo-Piel es “el entorno maternante porque “rodea” al niño con una envoltura externa que se ajusta con cierta suavidad dejando un espacio disponible a la envoltura interna, a la superficie del cuerpo del bebe, lugar e instrumento de emisión de mensajes; ser un Yo es sentir la capacidad de emitir señales que los demás reciben” .

Pensando en términos Winicottianos podríamos decir que el Yo-Piel es una interiorización del holding materno. El Yo-Piel es una parte de la madre, especialmente de sus manos, que serán las que le brinde los cuidados y caricias.

Anzieu nos plantea que será el Yo-Piel él que proporcione la posibilidad del pensamiento, siendo a través de la satisfacción de la pulsión de apego que se manifestará lo que Luquet ha llamado el “impulso integrador del Yo”.
Este Yo, heredara la doble posibilidad de establecer barreras (mecanismos de defensas) y de filtrar intercambios (de las instancias psíquicas y el mundo exterior).

La evolución del Yo-Piel se podría discriminar básicamente en dos etapas:
1. Fantasía de una piel común con la madre, donde se da una identificación primaria con el objeto soporte (pecho-piel). Dando como resultado un estado de simbiosis (narcisismo primario).

2. Y una gradual separación y desaparición de esta piel común, favorecido por las experiencias de presencia-ausencia de la madre. En esta etapa puede surgir fantasías de piel arrancada o robada.


Del fracaso de la función contenedora y de esta separación dependerán los tipos de angustia y de fantasías que se generen en el sujeto (como ser la vivencia de un yo-piel colador, donde predomina la ansiedad de tener un interior que se vacía). Por tanto si las funciones continentes no han sido introyectadas, se ve reducida la construcción de un espacio interior y de un objeto interior (facilitando una desestructuración).

Volviendo a la cita de Anzieu …”ser un Yo es sentir la capacidad de emitir señales que los demás reciben” , me hace reflexionar en torno a la capacidad de la madre para poder decodificar los mensajes que su bebe le pueda querer transmitir y en que pasa si los mismos no llegan a ser interpretados.
El Dr. Eduardo Korovsky en su libro “Psicosomática Psicoanalítica” plantea como una de las hipótesis para comprender el fenómeno psicosomático; está en la incapacidad por parte de la madre para comprender los mensajes de su hijo. La misma trae como resultado una “desconexión” por parte del bebe, de sus necesidades corporales.
Dicha desconexión tendría como objetivo evitar la angustia y un posible rechazo por parte de la madre hacia él. Por tanto estos pacientes sufrirían una suerte de cortocircuito entre el mundo de lo imaginario y el de los sentimientos y necesidades. Que más tarde se vería reflejado también en esto de poner en el cuerpo (en lo imaginario), el síntoma (registro real) lo que no se puede inscribir en lo simbólico.

En el seminario “El cuerpo en la clínica Psicoanalítica” en la Clase 7 “Psicosomática y Piel” dictada por Jorge Ulnik ; nos plantea como los pacientes con vitíligo, acné, pénfigo, alopecia y psoriasis, usan a modo de velo, de pantalla a esas marcas en la piel para ser vistos o para poner en evidencia ante el Otro sus problemas. Son una forma de comunicación y también una forma de protección frente al mundo.

¿Podríamos pensar los tatuajes de esta misma manera?

Si pensamos en los orígenes del tatuajes estos fueron utilizados de acuerdo a las tradiciones, creencias y modos de organización social y costumbres de los pueblos que los utilizaron, a modo de señal de realeza, talismán, como un medio de identificación (como distintivo de una tribu o clan), como estimulo de atracción sexual, etc.
Así por ejemplo en Nueva Zelanda, el tatuaje facial o moko distinguía al hombre libre del esclavo, el tatuaje era símbolo de honorabilidad y además constituía un registro de las batallas en las que se había estado. Entre los cruzados medievales era costumbre (a pesar de que en la iglesia era visto como símbolo de paganismo) tatuarse una cruz como recuerdo de su permanencia en tierra Santa.
En cambio para la cultura china constituía un signo de barbarie y se utilizaba como castigo. Se tatuaban a los criminales con símbolos que designaban cual había sido su delito.
Pese a las diferencias en todos los casos, el ser humano a sentido la necesidad de procesar y significar sus vivencias y experiencias, dándoles una forma de expresión en el tatuaje.
En las diferentes culturas que se ha dado, siempre ha implicado la existencia de un pensamiento mágico animista. Se dice que los marineros se tatuaban un ancla, para impedir que quede su espíritu a la deriva si caían por la borda. El ancla se convierte en garantía contra todas las renuncias e inseguridades que conlleva embarcarse en el mar. De este modo el ojo propio y el ajeno, asegura la no disolución del sujeto, porque concretiza y representa esa seguridad.
Si la figura representada opera simbólicamente como garantía, cualquier amenaza se puede mantener a distancia.

Si lo que “se ve” se vuelve prioritario, ¿será que hay que poner en la superficie lo que no se pudo interiorizar?

El tatuaje es una inscripción, una escritura irreversible y perdurable en la piel. Esa misma piel que venimos relacionando, con la formación del Yo, con la imagen de sí mismo,…. con la identidad….con la madre y con el intercambio con ella.
¿Podríamos pensar en que el tatuaje es un mensaje hacia el Otro…. hacia la madre?

Lacan nos dice del tatuaje : “La incisión tiene precisamente la función de ser para el Otro, de situar en él al sujeto, señalando su puesto en el campo de las relaciones del grupo, entre cada uno y todos los demás”

Ese Otro primordial de la teoría lacaniania será en su vertiente del Otro Real justamente la madre.


La mirada.

La piel se diferencia de la mayoría de los órganos del cuerpo, por el simple hecho de que se ve y en tanto visible y hasta fotosensible, podríamos decir que también mira.
Al igual que los cuidados corporales que se convertían en tan importantes a la hora del desarrollo del Yo en el niño, la mirada juega también un papel fundamental.

En el mundo actual la mirada ocupa un lugar preponderante, aunque paradójicamente cada vez menos miramos a los ojos de los otros.
El juego parece ser ver, sin ser vistos; se me ocurre que el representante más claro de esta tendencia es el programa “Gran Hermano”. Un gran ojo que todo lo ve.

La cultura de la imagen ha dado lugar a una estética diferente, donde lo importante es lo llamativo. El paradigma es mantenerse joven, lo importante es destacar a ese cuerpo delgado y esbelto. La manera en que se “adorna”, se viste y se exhibe ese cuerpo, conforma un patrón estético ligado a los significantes del consumo.

El tatuaje puede ser la salida para atraer la mirada del otro, para evitar el anonimato, la angustia de no ser mirado, para ser parte de la moda, pero diferenciándose por la particularidad de la marca elegida.

El narcisismo también actúa en este punto, ya sea como vivencia de completitud (el tatuaje pasa a formar parte del propio cuerpo; del self) o como forma de apuntalar la autoestima (por identificación con la mirada que se espera del otro).



En otro curso tuve ocasión de leer la obra Sartre “El ser y la nada” y me pareció interesantísimo poder relacionarla con esta temática.
Sastre plantea que le “infierno son los otros”; y la existencia de los personajes de la obra se da en función de ser vistos por los otros. Inclusive llega a decir “lo que nos mira nunca son los ojos sino el prójimo como sujeto”.
Mientras que para Sartre la mirada esta ligada al acto de mirar para Lacan esto esta separado; la mirada no está del lado del sujeto, sino que siempre es la mirada del Otro.

Este autor parte de conceptualizaciones de Freud que ligan el mirar con la temática de la castración. En base a ellas logrará un desarrollo temático diferente sobre la pulsión escópica, la que diferirá de la pulsión de ver.
Está diferencia vendrá dada fundamentalmente por el lugar que ocupa dentro de su pensamiento la noción de objeto a como causa del deseo.
La pulsión escópica es una de las cuatro pulsiones parciales descriptas por Lacan y cuyo objeto es la mirada (diferente de visión).
Según este autor la mirada es una de las formas en que es figurado (que adquiere representación) el objeto a, que ya por definición es irrepresentable (es un símbolo de la falta, es decir del falo, no en tanto tal, sino en tanto hace falta).
Los animales que se manejan en un plano imaginario, utilizan el recurso del señuelo tanto en el mimetismo, como en el apareamiento y en la preparación para la lucha. Cuando un animal se mimetiza “…se descompone, de un modo sensacional, entre su ser y su apariencia” …. “Solo el sujeto-el sujeto humano, el sujeto de deseo que es la esencia del hombre-no está en modo alguno totalmente preso, al contrario del animal, en esa captura imaginaria. En ella se orienta ¿cómo? En la medida que aísla la función de la pantalla y la usa”
Existe una función de velo o de apariencia que consiste en representar algo en el plano de lo imaginario, con la función de ocultar. Ocultar al verdadero ser, el cual escapa a toda representación y que tiene que ver con que nada somos.
Todo lo que atrae la mirada es aquello que hace de punto, ese punto que no me permite ver el todo.
Porque el punto no es una imagen, sino que es un resto.
Y el tatuaje es eso, es punto que atrae la mirada del Otro. ¿Pero que oculta o que muestra?


El tatuaje y escritura.

La escritura es una representación de una inscripción.
La necesidad de inscripción del ser humano, se ha visto desde las pinturas rupestres hasta los modernos graffitis y han sido desde siempre formas de representar el mundo y al ser humano.
De la misma forma, el tatuaje funciona como una forma de inscripción en el cuerpo.
La formación de la imagen corporal no puede ser aislada de las experiencias de lenguaje. Al decir de Lacan es a partir de la incorporación de la estructura del lenguaje que es posible “tener un cuerpo” y no “ser un cuerpo”.

En el Seminario XI “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” este autor plantea que desde el principio la naturaleza nos proporciona significantes y que inclusive desde antes de nacer ya estamos inmersos en la palabra. Nuestros padres nos eligen un nombre antes de nacer que nos nombra y del cual nos debemos apropiar. Estamos inmersos en “un baño de lenguaje”.

Siguiendo con lo antes expuesto sobre la importancia de la piel, la mirada y la función del Otro en la construcción del sujeto, Silvia Reisfeld plantea en su libro la piel como un “envoltura cifrada en cuyo relieve se revelan las instancias claves de la vida. Desde esta perspectiva el cuerpo cobra sentido a partir de sus marcas o tatuajes, esto es, cuando se convierte en un cuerpo texto con una función narrativa propia”.

De alguna manera el cuerpo y tratándose de tatuajes en particular, la piel funcionarían como una suerte de texto, en donde se inscribirían los mensajes; las huellas de un historia singular.
El tatuajes seria una forma de dar cuenta de los agujeros (la falta?); de los duelos, si cabe la expresión en el “alma”, que se inscriben en ese cuerpo. Es una representación de lo irrepresentable.
Si lo podemos tomar como texto habrá que ponerle atención también al contexto que da lugar a que ese texto se lea. Esto lo podríamos relacionar con lo antes mencionado sobre el efecto del punto que atrae la mirada.

También es a destacar el valor de objeto metonímico que ha tenido y tiene el tatuaje.
Entendemos como metonimia a la palabra puesta en lugar de otra y que designa una parte de lo que significa y en el caso de por ejemplo un tribal de equilibrio; se cree que quien lo posee tiene dicha cualidad en su espíritu.

Así también el valor de objeto erótico que ha tenido, en la antigüedad las mujeres se tatuaban tres puntos debajo del ombligo como forma de “llamar” a la fecundidad.
Lacan lo plantea como una de las formas de materializar a la libido y mostrarla como un órgano, en lo que él llama el mito de la laminilla; “Una de las formas más antiguas de encarnar, en el cuerpo, este órgano irreal es el tatuaje, la escarificación…. a la vez, tiene de manera evidente una función erótica, percibida por todos los que han abordado su realidad”.


Reflexiones:


Cada caso y cada tatuaje serán únicos.
Habrá los que tengan que ver con un intento de consolidación de la identidad cuando esta tambalea en la adolescencia; como forma identificarse con un grupo de pares; en forma “mágica” como amuleto o forma de poseer aquello de lo que se cree faltante; etc.

Desde lo manifiesto todos los que portamos un tatuaje podemos dar un porque. Desde lo latente hay autores como los trabajados que en forma directa o indirecta nos han aportado teorías para pensar esta temática.

En lo personal; me quedo con algunas ideas y algunas dudas centrales.
Creo que las segundas se apoyarán en las primeras para poder dar algunas reflexiones.
Anzieu nos habla de la importancia del Yo-Piel; la piel como límite con el exterior y como forma de comunicación con el entorno y en especial con la madre, hasta incluso una forma de interiorización del holding materno. Si seguimos con esta línea de teorización, nos topamos con que el Yo heredará mucha de las características del Yo-Piel.
Por tanto no seria errado pensar que esta inscripción tiene mucho que ver con el Otro Primordial, con la madre…

El tatuaje será una escritura en el cuerpo que cifra un texto a veces conocido y otras no. Es un llamado al Otro. Es la letra que escribe la memoria. Me pregunto si en un mundo tan cambiante y donde todo es cambiable y descartable; si esta marca indeleble en la piel ¿no es un grito silencioso desesperado hacia el Otro? ¿Tal vez una forma de no olvidar la falta de algo; de alguien? ¿Tal vez es una forma de “tener” algo de lo que nadie puede despojarlo? ¿Algo inalterable o estable en este mundo de tantos cambios?

¿Lo que no se pudo inscribir en lo simbólico; lo que no se puede poner en palabras, lo que no puede elaborar desde el discurso; se pone en el cuerpo – como se pondría un síntoma- ?

Si lo pensáramos como síntoma, habría que preguntarse ¿Qué goce hay detrás de él?
Los tatuajes fundamentalmente son marcas simbólicas; pero marcas que no se hacen sobre una hoja en blanco sino sobre un cuerpo marcado previamente por la erogeneidad. Y es justamente es eso lo que le da a cada uno más allá de su diseño, un carácter de único, porque se inscriben en un cuerpo que tendrá sus grabados que también son únicos.

El tatuaje es una experiencia de marcas y de goce, que tendrá diferentes estatutos que necesitan al mismo tiempo la inscripción del significante, el mapaje corporal y a la experiencia de goce.


Bibliografía:

• Anzieu, D. “El Yo-Piel” Biblioteca Nueva Madrid-España 1987.

• Evans,D. “Diccionario Introductorio al psicoanálisis lacaniano” Buenos Aires Paidós ,1977.

• Korovsky, E. “Psicosomática Psicoanalítica” Ed. Roca Viva 1990

• Lacan, J. “El sujeto y el Otro; la alienación” Clase del 27 de mayo de 1964. en seminario Libro 11”Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Buenos Aires Paidós, 1986

• Lacan, J. “La esquizia del ojo y de la mirada” (1964) en seminario Libro 11”Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Buenos Aires Paidós, 1986

• Programa de Seminarios por Internet de Psiconet. “El cuerpo en la clínica Psicoanalítica” www.edupsi.com/cuerpo

• Reisfeld, S. “Tatuajes, una mirada psicoanalítica” Ed. Paidós BsAs-Argentina 2005

• Sami-Ali, M. “El espacio imaginario” Amorrortu