La época que nos ha tocado vivir, esta llena de encuentros y desencuentros con los Otros. El tiempo, el estres, la falta de comunicación son las mayores causas de esos desencuentros. Pero muchas veces los mismos tienen que ver en con como nos relacionamos con nuestro entorno y en como nos pensamos y sentimos a nosotros mismos.Esto se remonta a las experiencias tempranas de la infancia y a sus figuras más representativas, como así también a las huellas que ha dejado en nosotros experiencias pasadas.La terapia psicológica, hoy en día ya no es pensada exclusivamente para los "locos", sino que todos en algún momento de nuestra existencia, necesitamos de un Otro, que nos escuche, nos responda sin juzgarnos y sin prejuicios. Es aquí donde entra el rol del psicólogo...En esta página intentaremos hacer algo novedoso; que tiene mucho que ver con los tiempos en los que vivimos.

miércoles, 28 de abril de 2010

Contratransferencia: "el mejor de los servidores pero el peor de los amos"




Introducción- ¿Por qué la contratransferencia?.


Este trabajo esta enmarcado en la práctica de la Pasantía a término para Egresados “Clínica Psicoanalítica de la Unión”, en Facultad de Psicología de la Universidad de la República.
¿Por qué trabajar la contratransferencia? En principio mi idea era trabajar sobre la transferencia. En los primeros encuentros del curso, se me solicitó que comentara el texto de Freud “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” , de alguna manera esto marcó mis intereses con respecto a la temática a tratar. Siendo una de las últimas integrantes del grupo que tomó paciente, y debido a los pocos encuentros que íbamos a tener antes de la realización de este trabajo; fue que se me ocurrió tratar este tema pensando que el mismo iba a surgir en ese espacio.
El cambio de transferencia a contratransferencia, en realidad se dio por la escucha del trabajo que mis compañeros iban realizando con sus pacientes.
En el transcurso del año, empecé a rechazar el concepto freudiano de que el analista tiene la función de un espejo… en realidad sentía de forma intuitiva, tanto en el relato de mis compañeros sobre sus experiencias en la clínica, como así también en lo que a mí me despertaba al escuchar dichos relatos, que el psicólogo no era un espejo… sino un “instrumento de resonancia”.
Fueron incontables las veces, en que al momento de hacer una co-visión grupal, pudimos entender por donde venía la problemática del paciente, y que después de varias sesiones, la misma pudo empezar a surgir de alguna manera en el relato.
Entendí así, que no solamente el conocimiento teórico era lo que hacia al psicólogo, sino también sus vivencias personales y como las había resuelto o tramitado en su propio análisis. Daba un plus en la escucha.
También entendí, hasta este punto solo a nivel intuitivo, la importancia del propio análisis y cómo éste sirve como aprendizaje. Sobre todo a la hora de tratar con la contratransferencia.
Creo, que en el encuentro se entabla un vínculo entre dos (o más) personas, entorno a una tarea; entender y tramitar el sufrimiento del otro, en una relación asimétrica. Pero no asimétrica solamente entorno al saber, (en el caso del psicólogo el saber es teórico, en el caso del paciente que quién sabe lo que le pasa), sino que además es el encuentro de dos personas deseantes y sufrientes; con sus pérdidas y sus encuentros. La asimetría está, en que el psicólogo no es sujeto en la consulta, y sus vivencias solo lo ayudarán de manera instrumental para comprender al otro, pero pasando por el proceso secundario y por tanto no actuando la contratransferencia.
Después de realizar este proceso intuitivo es que me vuelco a los libros, para rectificar, confirmar o buscar que refuten estas ideas los autores elegidos.
Por eso, este trabajo con el permiso de mis compañeros y docentes, tendrá una articulación de la teoría con la práctica, no sólo de mi paciente sino de los pacientes que hemos visto a lo largo del curso.

Conceptualización de la temática.
Para poder hablar de contratransferencia, primero es necesario definir el concepto de transferencia.
De acuerdo al diccionario de Laplanche- Pontalis (1979: 83) , transferencia
“Designa, en psicoanálisis el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad. Casi siempre, lo que los psicoanalistas denominan transferencia, sin otro calificativo es a la transferencia de la cura. La transferencia, se reconoce clásicamente como el terreno en el que se desarrolla la problemática de una cura psicoanalítica, caracterizándose ésta por la instauración, modalidades, interpretación y resolución de la transferencia.”
En un principio para Freud, desde lo teórico la transferencia es un caso particular de desplazamiento del afecto de una representación a la otra (preferentemente al analista) ya que está favorece la resistencia. Y cada transferencia debería tratarse como cualquier otro síntoma, por tanto Freud no la considero como esencial en la relación terapéutica. Al ir integrando el complejo de Edipo a la teoría, también cambia la forma de entender la transferencia. Freud descubre que lo que se revive en la transferencia es la relación del sujeto con las figuras paternales y especialmente la ambivalencia pulsional. De esta manera el paciente dota de una particular identidad al objeto (analista), dice qué y cómo es el objeto para él y lo hace a través de tomarlo como “idéntico” a otro objeto de la historia del paciente. El mismo puede ser un objeto importante o anhelado que no pudo ser; de cualquier manera el mismo pertenece a la historia del sujeto y forma parte de su historia.
Freud hará una distinción entre: Transferencia Positiva – ternura y Transferencia Negativa – hostilidad.
Luego desarrolla el concepto de “neurosis de transferencia”. La transferencia, se ponen al servicio de la resistencia al momento de acercarse a un conflicto. El paciente al no poder acordarse de todo lo que esta reprimido en él, se ve obligado a repetirlo, como experiencia vivida en el presente. Esto en manos del “médico” se convierte en un potente instrumento terapéutico y desempeña un papel fundamental en el proceso de la cura.
La transferencia ofrece “pistas” para “que se puede des-encubrir lo no actual y asociarlo con el paciente de la sesión, con lo cual se restablece la temporalidad en la vida del paciente.(…) Puede sostenerse entonces que el valor central de la transferencia va más lejos que la repetición. Alude a la significación del presente y del pasado, y dice que todo remite (rememora, repite, corrige, responde, se vuelve en lo contrario) a otra y que toda cosa vale por representar otra cosa que ella misma.”(Paciuk, 2002: 44)
Según Lacan, la compulsión a la repetición (propio de la transferencia) tiene un origen simbólico, la cual debe distinguirse del imaginario, que son las reacciones afectivas de amor o agresividad. “En su aspecto simbólico (repetición) contribuye al progreso de la cura al revelar los significantes de la historia del sujeto, mientras que su aspecto imaginario (amor – odio) actúan como resistencia (Evans, 1977:191) . Luego articulara estos conceptos al de SUJETO SUPUESTO SABER, según esta idea, la transferencia consiste en la atribución que hace el paciente de saber al Otro (analista).
Mannoni, O. plantea referente al sujeto supuesto saber, que “El analista se limita a representar la autoridad –lo que deja al sujeto la elección de reconocerla o recusarla- pues al mismo tiempo el analista no ejerce esta autoridad. Ella le es prestada por el sujeto, le esta supuesta, al mismo tiempo que el saber, según la formula de Lacan. Esta situación hace aparecer una formula nueva del saber. Pues el analizado que ha descubierto lo que no sabia, no esta en la misma posición que un teórico que sabría todo sobre el Edipo por ejemplo”
Freud en los “Consejos al médico en tratamiento psicoanalítico” (1912) hace la conocida comparación con el espejo “El médico debe permanecer impenetrable para el enfermo y no mostrar, como un espejo, más que aquello que le es mostrado”.
Laganche, D (1986: 26) nos dice que Freud “Aconseja el análisis didáctico, así como el autoanálisis, para controlar la contratransferencia. La regla de la “atención flotante” es simétrica de la “regla de la asociación libre” y el analista debe orientar hacia lo inconsciente, como órgano receptor (…) el psiquismo inconsciente del médico esta capacitado para reconstruir con los productos de lo inconsciente que le son comunicados, este inconsciente mismo, que ha determinado las ocurrencias del sujeto.” Aconseja también la frialdad de sentimientos del cirujano, que no se preocupa sino de practicar la operación conforme a sus reglas.
Este mismo autor plantea que la función del analista es “resistir a la adaptación por regresión. El analizado vivencia el pasado y observa el presente; inversamente, el analista debe vivenciar el presente y observar el pasado; vivenciar el pasado en vez de observarlo es una contrarresistencia”.
La contratransferencia, fue considerada durante mucho tiempo como una dificultad que se debía evitar o reducir. Pero como desarrollaré a continuación fueron varios autores los que comenzaron a darle una importancia central dentro del proceso terapéutico.
Para esto, en primer termino (y tal vez porque al escribir el último trabajo de la carrera, me remito a los primeros) quiero retomar los conceptos de Ulloa, antes de entrar con las conceptualizaciones de Racker, Bollas, Winnicott entre otros.
Ulloa (1991: 12) plantea que nuestra mirada descubre lo que es propio a través de advertir lo ajeno. Hace énfasis en que “sólo a partir de un certero registro de nuestros afectos, nos será posible lograr suficiente empatía con el nivel afectivo de nuestro clinado, sin dejarnos atrapar por sus mecanismos defensivos, victimas de una complicidad complaciente u hostil con nuestros propios mecanismos encubridores” “El punto de partida fundamental para alcanzar la internalización metabolizada de un encuadre clínico, no como andamiaje externo sino como columna vertebral, es poder transformar el estilo personal propio de cada sujeto clínico, en estilo experiencial.”
Para este autor, esto se logra sólo cuando el analista advierte desde su propia experiencia afectiva, la del otro. Será a partir de está conciencia de sí, que la experiencia y el estilo personal, adquieren categoría de verdadero instrumento. Advierte que para esto, no es lo mismo “ponerse en el lugar del otro”, que “poner dentro de sí lo del otro”. De esto se desprende la importancia del análisis propio… como dice Freud “nadie va más allá de sus propias resistencias.”
Las diferentes teorías…

Pensar la noción de contratransferencia necesariamente exige una contextualización sobre el marco teórico desde el cual se aborde. Si bien el que nos incumbe es el psicoanálisis; las conceptualizaciones lacanianas son diferentes a las klenianas. Y por tanto también como se aborde al paciente y al material que manejamos. Por eso a continuación planteare las grandes líneas de pensamiento al respecto.


Heinrich Racker.

Parte de conceptualizaciones de Freud y Klein. De Freud tomará la noción de que en la contratransferencia, se expresan aspectos de la neurosis infantil del analista, los cuales operarían como resistencia. De Klein toma los conceptos sobre las diferentes posiciones (esquizo-paranoide; depresiva y maniaca), los mecanismos defensivos (proyección, disociación e introyección), la relación entre mundo interno y externo y las fantasías inconscientes.
Este autor plantea que “transferencia y contratransferencia representan una unidad dándose vida mutuamente y creando la relación interpersonal de la situación analítica” (Racker, 1977: 95).
Las diferentes formas de identificación entre paciente y analista, darán origen a dos formas posibles, según este autor, de contratransferencia.
• Contratransferencia concordante: Se basa en los mecanismos de introyección y proyección, que le permiten al analista identificarse en forma concordante y aproximada con el yo y el ello del analizado, como así también con sus experiencias, impulsos y defensas. Este tipo de contratransferencia se daría en base a la empatía.
• Contratransferencia complementaria: Se pondrían en juego las identificaciones complementarias en que el analista pasa a ocupar un lugar como objeto del mundo interno del analizado, sintiéndose asi tratado. Esta modalidad interfiere con el proceso y muestra un aspecto más neurótico de la contratransferencia, como forma de evitar ansiedades primitivas persecutorias y depresivas.
“En la medida en que el analista, puede comprender su propia respuesta contratransferencial, modifica su carácter repetitivo, ofreciendo una posibilidad de cambio al analizado. Surge entonces el aspecto nuevo o prospectivo de la situación transferencial – contratransferencial” (de León de Bernardi, 2000: 76)
La importancia que le adjudica Racker a la contratransferencia, lo lleva a postular la necesidad de una doble posición en el analista; en donde oscila entre ser instrumento pasivo y a la vez oyente crítico, que le permita tomar como objeto de observación su propia participación.
O como decía Winnicott, el profesional debe estar lo suficientemente “sano, vivo y despierto”, al que la pre-ocupación por el mantenimiento de su propia estructura defensiva, no le ocupe ni enrarezca el espacio requerido para ubicarse en situaciones nuevas, ni le impida “ofrecerse” a la percepción de sublimar del paciente como objeto subjetivo.


Christopher Bollas
Según este autor “ni la concepción clásica ni la lacaniana abordan el drama del sujeto y el otro en la transferencia, como tampoco el carácter de aquella parte de la psique que vive en el mundo sin palabra, pero su lenguaje son sus gritos, su denso y preocupado silencio, y su uso mimético de las personas. El se aloja dentro del otro y lo compele a experimentar la quiebra del lenguaje (y la esperanza y del anhelo)” (…) “El sujeto humano registra, guarda sus primeras experiencias con el objeto” (...) “Esta es la sombra del objeto que cae sobre el yo y que deja en el adulto alguna huella de su existencia” (Bollas, 1991:18)
Bollas basa su teoría en lo que el llama el “objeto transformacional”. El mismo seria la madre, que en una primera instancia, antes de constituirse como objeto total, logra entender sin palabras las necesidades del niño. La madre es vivida como un proceso de transformación y será este aspecto el que permita, transferencia mediante (que remite a los estadios más tempranos del desarrollo) la posibilidad de una comunicación inconsciente entre analista y analizado.

”En el adulto, la búsqueda de transformación constituye en ciertos aspectos una memoria de este periodo de nuestra vida” (…) “Otra vía por la que memoramos nuestros primeros años de vida es el idioma propio con el que pensamos sobre nosotros, y en el que nos hablamos. Examino nuestra relación con el self como objeto y hago especial foco en la transferencia del sistema de cuidado materno al sistema del cuidado que nos damos a nosotros mismos” (Bollas, 1991:18)
Winnicott (1965) “afirmó que no existe algo que sea un bebe sin madre. Opinaba que no existía un adulto sin una porción de bebe y de madre… no existe adulto que, en relación consigo como objeto, no gobierne ciertos aspectos de sí como lo harían una madre o un padre con un niño, sea existencialmente por su conducción de sí, sea representativamente por auto-objetivación. (Bollas, 1991:63) 10
Bollas, dice que en cada sesión el analizando narrara su vida, habla sobre sí mismo como un objeto, relata sobre sus relaciones familiares, se relata como un objeto devenido que tiene un pasado y una historia. Pero también escenifica fragmentos de esta historia, en donde nos invita inconscientemente a conocer por experiencia que es ser hijo de ese progenitor; o busque ensayar posibles respuestas de alguno de sus objetos.
El aspecto antes mencionado sobre el objeto transformacional, y la idiomática que el paciente entabla en los primeros momentos de su vida y que de alguna manera se mantienen en su forma de hablar de si mismo, se traduce también en la transferencia. Él paciente no puede expresar con palabras su conflicto y por tanto la formulación del mismo se da en una forma pre-verbal y es ahí donde se abre paso la contratransferencia.
La interacción de la transferencia y la contratransferencia, es una expresión de lo que este autor llama “lo sabido no pensado”. “El paciente es sabedor del escenario de objeto a cuyo través él se ha desarrollado y que es parte de él, pero todavía le resta pensarlo” (Bollas, 1991:275) 10
Por tanto, este autor llega a la conclusión de que su contratransferencia le resultaba muy fecunda e informativa; “Con el cultivo de una sensibilidad emocional que se despierte libremente, el analista da la bienvenida a noticias de su propia interioridad, comunicadas a través de sus intuiciones, sus sentimientos, sus imágenes fugitivas, sus fantasías y las intervenciones interpretativas que imagina. Un aspecto de la comprensión que hoy tenemos de la transferencia consiste en que la otra fuente de asociación libre del analizando es la contratransferencia del psicoanalista, tanto así que, para descubrir al paciente, lo tenemos que buscar dentro de nosotros mismos. Este proceso indica, de manera inevitable, el hecho de que existen dos pacientes dentro de la sesión y, en consecuencia, dos fuentes complementarias de asociación libre” (Bollas, 1991:243) 10
M. y W. Baranger (1979) exponen en una línea similar de pensamiento, la necesidad de plantearse una dualidad de visión en el analista, en donde se distinguen dos formas de mirada durante la sesión; una que se enfoca a al material asociativo aportado por el paciente y la otra que abarca al campo analítico en su conjunto, en donde el analista esta incluido. Por tanto la segunda mirada implica la auto-observación del analista en relación a su paciente y que lleva indefectiblemente a atender el fenómeno de la contratransferencia.
Estos autores difieren con respecto al manejo de la contratransferencia, si bien ninguno de los dos postula el actuarla, Bollas por su parte es partidario del uso indirecto de la contratransferencia, comunicándole al paciente en la sesión lo que el analista siente; el uso directo seria cómo se siente en tanto es su objeto en la consulta. Como en cualquier intervención analítica, el autor recalca la importancia de que dicha intervención pueda ser de utilidad para el paciente.
En cambio para Baranger, “El analista escucha y reacciona permanentemente, pero mantiene su contratransferencia cohibida y condenada a un despliegue interno que no interfiere con el ejercicio de la atención flotante y que contribuye en el proceso de elaboración de la interpretación” (citado por de León de Bernardi, 2000: 93)8

La contratransferencia en nosotros…

Desde del pensamiento lacaniano, el Otro se nos presenta como un ser agujereado, la búsqueda del sujeto es el tratar de llenar los agujeros del Otro, al no reconocer la falta, se queda alienado en el deseo de ese otro.
Siempre pensamos esto desde el lado de nuestros pacientes… pero que hay con nuestra imposibilidad de aceptar al Otro (el paciente) como un ser agujereado… en donde no debemos ceder al deseo de llenar esos agujeros? Creo que en parte se juega la contratransferencia y el autoanálisis.
En el transcurso del año, todos hemos experimentado la contratransferencia; ya sea con nuestros pacientes o con las supervisiones de los casos de otros compañeros. Los pacientes nos han provocado, bronca, aburrimiento, fastidio, ternura, deseos de consolarlos y de cuidarlos… Bueno; ahora propongo poder pensar que era lo que nos generaban estos paciente y por qué…


Caso: “El hombre de la arma-dura de oro” A. R.
En este caso pudimos observar claramente, como el amor de transferencia se instaura frente a la cercanía del conflicto y funciona como una resistencia frente a este. Y como también este amor de transferencia se convierte en lo contrario; una transferencia hostil.
También pudimos ver como el paciente transferencialmente intentaba seducir de diferentes maneras a su terapeuta, pero dejándole claro “yo no estoy para que me hagas daño, ni vos, ni ella, ni el otro (…) si me decís cosas que no me gustan no vengo más” (refiriéndose a una conversación con otra persona.. pero que claramente era una alusión a la situación clínica).
La reacción de la terapeuta contratransferencialmente, era de por momentos temor… por sentirse violentada frente a una carga erótica fuerte y explicita y también por el miedo de que sus palabras aun no pudieran ser procesadas por el paciente, y por tanto dejara de concurrir. ¿Qué quería trasmitir “Andrés” con estos comportamientos?... ni más ni menos que su propio sentir. En este lenguaje pre-verbal, del que nos habla Bollas; de alguna manera, Andrés quería trasmitirle a A.R la violencia , la seducción impuesta; el miedo, el quedar alienado en el deseo del Otro; …eso; que no puede aun decir con palabras… lo sabido no pensado. Sus miedos, sus temores, sus inseguridades…
A.R tuvo que pasar por el trabajoso camino, de reconocer que aquello que se manifestaba en la consulta no estaba dirigido a ella como persona, sino una forma de comunicación inconsciente que buscaba el camino para ponerse en palabras con su ayuda.


Caso: “De gusano a Mariposa” - A. P.
A.P trabajo con un niño de 8 años. Que enseño muchísimo al grupo. L pasa por una situación familiar, en donde ha sido expuesto a situaciones de índole sexual inapropiadas para su edad.
Este niño en los primeros encuentros, muestra momentos de clara regresión (hablar como chiquito; vivir en la panza de su madre), que luego van disminuyendo en la medida que comienzan a aparecer mediante el juego y el dibujo; la agresión y los contenidos altamente eróticos en algunas ocasiones dirigidos a A.P en donde ella era su compañera o su rival.
A.P al principio sostuvo el ritmo cambiante de sus juegos, L poco a poco y con insistencia, fue exponiendo cada vez más su problemática, mostrándole con poses, con dibujos cada vez más específicos y juegos claros de penetración. Y donde frente a las preguntas de A.P, se levantaban los mecanismos de defensa.
En la analista se despertaba, contratransferencialmente, la necesidad de cuidarlo, contenerlo, protegerlo, pero también de ponerle limites. ¿A caso, no será justamente eso lo que L necesita? ¿un sostén para poder procesar lo vivido y no solo repetirlo una y otra vez en el juego?
Podemos ver acá a lo que refiere Lacan con respecto a la transferencia; está compulsión a la repetición (en los contenidos de los juegos, en los dibujos) contribuye al progreso en la cura de L y en donde vemos lo simbólico. En los afectos que él transmite, tienen que ver con lo imaginario.
Para este autor, “sólo a través de la mirada de la madre es que el yo del niño puede reconocerse” hecho que lo deja en una situación de dependencia y cautiverio. “Así, desde el inicio el yo surge alienado en la imagen y el deseo del otro, estando en su esencia la posibilidad del desconocimiento y el engaño sobre sí mismo” (de León de Bernardi, 2000: 84)8
Como expuse antes desde el punto de vista de este autor no corresponde hablar de contratransferencia, sino de la relación entre lo simbólico y lo imaginario entre el analista y el paciente. Pero si podríamos tomar, este concepto de la importancia de la mirada de la madre y de la situación de dependencia y cautiverio, para pensar volviendo a Bollas, en el “objeto transformacional”, que también parte de la madre y que marca las formas en que el sujeto puede trasmitir sus conflictos y sus pedidos de ayuda.
Esta en el aire de la sesión y de cada supervisión, la erotización precoz y la sensación de que L necesita decir algo más.


Caso R –B.R
R llega a la consulta, con una problemática al principio bastante puntual. El duelo por la muerte del hermano de su pareja (a la que siempre se refiere como novio). En la primera entrevista ya pasada la mitad de la misma menciona su embarazo de 3 meses, “Ahora estoy embarazada de 3 meses y eso me va a ayudar”. La analista siente que esto lo trasmite sin ninguna emoción…al pasar. El motivo de consulta lo trae ella sola al comenzar la sesión: “Tuve un problema hace 6 meses. Lo voy llevando, quiero superarlo más rápido. Hace 9 años que estoy de novia. El hermano de mi novio cayó en un pozo depresivo....él se mató y yo lo encontré”.
En casi todos sus encuentros, se dedica a relatar… contar la vida de su cuñado, de su padre, los problemas del trabajo, pero sobre todo los problemas y circunstancias de la vida de los hijos de su cuñado muerto y de su ex pareja. Rara vez habla de ella, de su pareja, de su madre y de su bebe.
En principio no llegamos a conectarnos con quien es R. ¿Pasarse sesiones enteras hablando de la vida de los demás? Contratransferencialmente a las madres nos provoco “bronca” que no pudiera narcisizar a su hijo, que ocupará un lugar más que secundario en su discurso. Pero creo que también es de tener en cuenta de que R no puede hablar de ella, lo hace únicamente a través del relato de la vida de los demás, ya sea proyectándolo o racionalizándolo.
Creo deberíamos pensar en como trae Bollas, en la transferencia se trasmiten modelos del “Objeto transformacional” (que por lo general es la madre). O como ya mencionamos a Winnicott que “opinaba que no existía un adulto sin una porción de bebe y de madre…”
¿El discurso de la paciente, no nos estará hablando de la idiomática con ese objeto u objetos de su primera infancia? ¿No estará buscando en este proceso, un nuevo modelo transformacional que le muestre quién es ella… para que pueda ser madre? ¿Cómo narcisizar a ese hijo y no solo quedarse con lo thanático, con la falta… que es en realidad lo que aparentemente la marco en su vida? (en esto ultimo me refiero al divorcio de los padres al que ella sintió como una separación del padre con ella)
En la última sesión antes de este trabajo, R hizo un cambio. Que coincide también con lo tratado en la anterior consulta; en donde B.R había abordado el tema del embarazo y de la llegada de ese bebe, ya que no era traído por la paciente.
En esta última sesión, R habla ella de su hijo, y consulta desde lo manifiesto temas referentes al embarazo, (temas más bien de índole ginecológico). ¿Consulta a B.R como una especialista… o como a una madre “buena”?
¿Habrá logrado B.R entender la idiomática de su paciente y por tanto, su contratransferencia le sirve de guía para aproximarse y ayudarla a resolver su conflictiva? Ojala que si!




Gonzalo; un desafío… contratransferencia en la inhibición


Presentación
Mi paciente, es Gonzalo… un pre-adolescente, muy educado, que tiene problemas de aprendizajes serios. En las próximas páginas relatare brevemente nuestros pocos encuentros y nuestros muchos desencuentros. Pero sobre todo, quiero pensar en estas paginas sobre mi propia contratransferencia con respecto a este paciente y hacer al mejor estilo freudiano (salvando las distancias..) un autoanálisis de Laura Halo actuando como psicóloga; como ese “instrumento de resonancia”, como a mi me gusta denominarlo y ensayándome como tal. Y acá ya planteo mi primer auto cuestionamiento; ¿Gonzalo es el desafío…?

Gonzalo tiene 13 años, llega derivado por una ONG (club de niños) que a la vez elaboran un informe para la maestra, sobre el rendimiento y conducta del paciente, ya que esta cursando 4º año de escuela. El paciente proviene de una familia muy humilde. Es el quinto de ocho hijos de variadas edades de un mismo matrimonio.
Después del tercer encuentro con Gonzalo; solicite en una reunión con el equipo de trabajo (coord. de la institución, maestra de apoyo, asistente social y psicopedagoga) del Club de niños donde Gonzalo concurre por las tardes. Me plantean una problemática que aun no se ha visto en el espacio de consulta, pero que si se dejaba entre ver. El informe del que se me pide que sea colaboradora, tiene desde el punto de vista psicopedagógico un diagnostico, en donde la edad mental de Gonzalo correspondería a la de un niño de 5 años (lo que se traduce en un retraso de 7 años), con el cual yo no estoy de acuerdo. Si bien creo que hay un retraso mental, la magnitud del mismo es con lo que no estoy de acuerdo. Este tema es conversado y acordamos elaborar un informe que no solo contenga los resultados de las técnicas aplicadas, sino que también contenga otros aspectos de Gonzalo, aportados por los que se va trabajando en los encuentros de la clínica y por el conocimiento que tienen los responsables del Club sobre él.

Los encuentros con Gonzalo
La primera entrevista la tenemos junto a su madre. En la misma la mayoría de mis preguntas iban dirigidas a Gonzalo; y contestadas por ella. Solo al final de la misma, logre que Gonzalo me mirara a los ojos y escuchara lo que le estaba diciendo.
Gonzalo concurre a la semana siguiente confundido, sin haber entendido que los encuentros eran quincenales (tema que recalque en un par de oportunidades). Y a la semana siguiente va a consulta en un día equivocado.
Por fin nos encontramos y tenemos la segunda entrevista. Pudimos entablar un buen “rapport” y tratamos el tema de los desencuentros. Gonzalo, expresa no saber por qué lo envían a consulta. Después de aclarar nuevamente el encuadre y recalcar que ese espacio era para él, comenzamos a hablar de la escuela. Y nace de él mostrarme su cuaderno…. ¿Me quería mostrar esos problemas de los que él no me podía hablar – lo sabido, no pensado?
Gonzalo presenta serios problemas temporo-espaciales (confunde días con meses, no sabe la fecha), los cuales repercuten en la lecto-escritura. En matemáticas, sólo realiza sumas y restas con números enteros y de dos cifras.
G- Qué día es hoy… 15 no? (el 15 fue la primera entrevista)
L- No 29… (no se por qué se me ocurre preguntar esto) ¿Te acordas en que mes estamos?
G- Jueves
L- No, en que mes del año estamos?
G- Miércoles…? La maestra dijo que era jueves… (me quiere hablar sobre su maestra… lo interrumpo)
L-Capaz que no me entendiste bien…. lunes, martes… son los días de la semana; y yo te pregunte en que mes del año estamos… enero, febrero…
G- Febrero?
L- Estamos en octubre.
G- Ah, se viene navidad. Y mi cumpleaños.
L-Cuando cumplís?
G- El 4 de diciembre y mi maestra el 5. Mi maestra es muy despistada… se ríe (me empieza a contar anécdota donde la maestra piensa que perdió las llaves de la casa, hace que el esposo vaya a la escuela a llevarle un juego y las tenia arriba del escritorio).
¿Él es despistado igual que su maestra…?
En esta entrevista, si bien nos estábamos conociéndonos, se mostro dispuesto, hablo y se rio de algunas de mis preguntas. En cambio, yo salí de la consulta con una sensación de angustia y confusión. ¿Esa angustia me la había trasmitido él… o era mía por ver mis limitaciones con respecto a ayuda que le podía brindar? La confusión, no creo que fuera mía… creo que Gonzalo me la trasmitió: ¿será por no tener claro para qué eran estos encuentros conmigo o por el propio cuadro de desorientación temporo-espacial? ¿O por qué yo me desoriente al enfrentarme a su desorientación; que no esperaba?
Cambiamos la frecuencia de los encuentros de quincenal a semanal.

La tercera entrevista fue diferente, Gonzalo estaba callado. Llego 10 minutos tardes. Algo le pasaba…
Jugamos a las cartas (a la conga) y ahí pude empezar a apreciar las dificultades que después me informaría la psicopedagoga. No puede barajar las cartas… le cuesta mucho; esconde sus manos debajo del escritorio (siento que le da vergüenza). No sabe dar las cartas, le cuesta contarlas, no puede armar juegos. Lo acepta… lo sabe; me pide ayuda. Termina siendo su partida compartida conmigo… Jugamos al mejor de 5; le gane 3 a 2. No podía dejarlo ganar… sentía que era faltarle el respeto.
Lo invite a dibujar, se rehusó…”no sé, no me gusta”. Al guardar las cartas vio la caja de colores que había llevado (de 36 colores). Le cambio la cara. Entonces lo invite a abrir la caja para ver como eran los colores. Terminamos haciendo un juego de separar los colores en claros y oscuros.. y él luego los separo por gama de colores para ver de qué colores había más cantidad. Intente de nuevo… “Y si dibujamos juntos… yo hago un dibujo y vos haces otro?” G- bueno.


Nota: Al dibujo le aplique contraste para lograr ver mejor el trazo del mismo, ya que el trazo era débil.
Dibujamos… sentí que se divertía (yo también). Mi objetivo era ver una figura humana, ¿cómo se dibujaba él?. Dude mucho; y me arriesgue… me expuse y me dibuje yo primero para que él se pudiera dibujar.
Le propuse que armáramos un cuento sobre lo que pasaba en el dibujo.
G- Para escribir?
L- Bueno, si queres la escribimos… o si queres vos la inventas y yo la escribo.
G- Una historia? De qué?
L-Si, de lo que hacemos vos y yo en este dibujo...
G- Aprendemos…?
L- Aprendemos en este lugar?
G- Hablamos
L- Y que más podemos hacer?
G- Conocer… (silencio) y nada más….
Creo que el hablar y conocer se refería a qué hacíamos nosotros en la consulta. Un tema que deberemos trabajar… Pero lo sentí distante; y distante se dibujo de mi. Antes de irse me cuenta lo preocupado que lo tenía que los padres fueran a una reunión de padres que había la próxima semana. La no concurrencia de un adulto, lo inhabilitaba a viajar a Salto con el Club de niños (después en mi visita al club me entero que nadie fue a la reunión, ni a buscarlos a la llegada del paseo, que igualmente le permitieron ir).
La siguiente sesión, coincidía con el día que se iba al paseo y no concurrió. Lo llame a su casa y me dijo que se había olvidado. Yo necesitaba desearle suerte, y decirle que lo esperaba a la otra semana.
¿Por qué yo necesitaba eso? Lo siento desamparado, solo… triste. ¿Quiero que sepa que estoy para ayudarlo? Aunque no haya sido expuesto hasta ahora en este trabajo, la transferencia esta íntimamente ligada al concepto de neutralidad y a la regla de abstinencia. Esta última se trata de evitar la actuación en el marco de una identificación proyectiva. Cuando hablamos de neutralidad es que el analista no tome partido frente a las ocurrencias o circunstancias del paciente, lo que preserva por otro lado la curiosidad, al no tener una idea acabada al respecto. Pero lo más importante es la neutralidad del analista frente a sí mismo. “la neutralidad es una norma del trabajo del analista, que propicia una actitud que invita a poner en cuestión lo que siente, su pertinencia y a aclara de qué habla, qué origen tiene y a que apunta; finalmente es el establecimiento de una instancia interna; la de preguntar-se. Él qué-es-lo-que-siente (e-moción, ser movido), la llamada contratransferencia es sólo una parte de este proceso, la primera” (Paciuk, 2002: 46) 2
En el momento de escribir este trabajo, aunque los encuentros han sido pocos, me han brindado mucha información sobre Gonzalo y su entorno. Esto fue enriquecido enormemente por el aporte del Club de niños y en especial de la asistente social que trabaja en el mismo.
Gonzalo cuando habla de su familia, amen de las peleas clásicas entre hermanos, me hace sentir que esta solo.
L- Si mañana no tenes escuela, por qué no queres quedarte en tu casa?
G- No hay nada para hacer me aburro. Mi padre limpia, hace mi cama. En mi casa nunca hay nadie.
Nadie va a la reunión de padres del Club de niños, ni lo acompañan a la ida ni los van a buscar a la vuelta del viaje. Tampoco hay apoyo para hacer los deberes…

Reflexiones.
Gonzalo no tiene otras redes que lo puedan sostener además del Club de niños. La situación en la casa es muy precaria en todos los sentidos.
Realmente la información y el trabajo que se puede llegar a hacer en el caso de Gonzalo, es fundamental poder realizarlo en un equipo interdisciplinario, como el que se ofrece desde el Club de niños. A mi se me plantea, la desafiante tarea de trabajar en un equipo que me brinda más información de la sale en la consulta. Esta información toma forma de pre-texto en la consulta.
Serán en nuestros encuentros en donde se podrá desplegar su problemática y desde donde yo me pueda nutrir de información para pensar a Gonzalo. Pero a la hora de hacerlo, deberé cuestionar también en mi contratransferencia como se cuela ese texto parasito.
Un pre-informe me habla de un retraso mental. Si, creo que el mismo existe, pero a mi me interesa saber como lo puedo ayudar… Si sigo la línea teórica que venia desarrollando y pensándolo también desde el punto de vista vincular, Gonzalo inaugura en los encuentros conmigo una nueva forma de relacionarse con los demás y con el saber. Ahora el saber es sobre él mismo y parte de él y de otro. Digamos que (con un poco de suerte y pericia) podría lograr ser un nuevo objeto transformacional en su vida.
El retraso implica que hay un coeficiente intelectual descendido, y desde lo estrictamente teórico es una dificultad de aprendizaje inespecífica.
A mi me gustaría indagar en Gonzalo, sobre ¿si sus dificultades del aprendizaje no estarían relacionadas a lo que Bleichmar, S llama inhibición primaria? Este tipo de dificultades de aprendizaje, se dan cuando estamos frente a una inhibición del pensamiento, hay algo que no se constituye como tal, o hay una constitución fallida, en donde hay una dificultad en la constitución del espacio psíquico: el NO discriminativo.
Se reconoce un componente placentero como requisito imprescindible de todo aprendizaje; el aprendizaje se da en un cruce de caminos entre el deseo y la prohibición. Aprendemos a través del cuerpo, con el cuerpo, y a pesar del cuerpo. El ser humano está atravesado constitutivamente por el conflicto, la restricción del deseo es precisamente la condición del pensamiento. Mientras exista una experiencia real, suficientemente buena, que promueva la alternancia de ausencias y presencias sostenedoras de una continuidad existencial, la disponibilidad psíquica de sustitución representacional ganará consistencia. Con la necesaria alternancia con la desilusión, la frustración, la aceptación de los límites. Se da una renuncia a la figura adulta, lo que permitirá establecer el enigma.
La autora plantea el psiquismo se constituye de acontecimientos. La represión originaria (censura Icc - Prec) se va dando en las sucesivas privaciones a la satisfacción. Son los distintos NO que se transmite en actos gestos y palabras, los que imponen las privaciones. 1) NO. Discriminativo: “no-yo” que da lugar a un yo. 2) NO de la prohibición, “esto no se puede”, siempre implica renuncia, fundamental para aprender. 3) NO que es testimonio de la represión instalada, se trata de la renegación (Freud).
¿Me cuestiono si Gonzalo tuvo estas experiencias reales suficientemente buenas y la alternancia de ausencias y presencias SOSTENEDORAS, que habiliten la función representacional?
¿Esta búsqueda mía entre todo el material de educacional, querrá decir que no acepto que Gonzalo tenga un retraso? ¿Necesito encontrar una explicación y por tanto poder plantearme una estrategia para ayudarlo; o es que no puedo aceptarlo tal como es…? ¿Será que lo que describió que hacíamos juntos en el dibujo, me impulso a mi también a conocer, a indagar, a explorar más allá de lo que es dicho desde los informes?
No lo se… lo estoy analizando y lo continuare haciendo con la ayuda de mi terapia personal y del grupo de supervisión.
Este no es el final de mi trabajo junto a Gonzalo, es el principio….


Bibliografía.

• Laplache, J ; Pontalis, JB (1979) “Diccionario de Psicoanálisis” Barcelona. Editorial Labor
• Baranger. M, Baranger,W. Mom,J (1982) “Proceso y no proceso en el trabajo analítico” Revista de Psicoanálisis, vol. 39: 527-549
• Bleichmar, S. (1999). “Clínica psicoanalítica y neogénesis” Buenos Aires: Amorrortu.
• Bolllas, C. (1991) “La sombra del objeto. Psicoanálisis de lo sabido no pensado” Bsas. Amorrortu editores
• De León de Bernardi, B. (2000) “Contratransferencia: una perspectiva desde Latinoamérica” en Revista Uruguaya de Psicoanálisis Nº 92
• Evans, D. (1977) “Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano” Bsas. Editorial Paidós
• Fernández Ferman, A. (1994)” La consulta psicológica y el psicodiagnóstico” Montevideo. Editorial Fin de Siglo
• Laganche, D. (1986, ed orig. 1951) “La teoría de la Transferencia” BsAs Editorial Nueva Visión
• Mannoni, O. (1980) “Un comienzo que no termina. Transferencia, interpretación, teoría” Bsas. Editorial Paidós
• Paciuk,S. (2002) “Elogio del encuadre” en Revista Uruguaya de Psicoanálisis Nº 96
• Racker, H. (1977) “Estudios sobre la técnica psicoanalítica” Bsas . Editorial Paidós
• Ulloa, F. (1991) “Lecturas para una aproximación a la organización de una comunidad clínica” Montevideo. Departamento de publicaciones C.E.U.P

domingo, 25 de abril de 2010

Identidad y Rostro-
Rol del psicólogo; cuestionamientos sobre la interrelación en la alteración.

Mercedes Freire de Garbarino define a la identidad como “in ser, un sentirse de determinada manera y que a su vez, los demás lo vean de determinada manera”, la misma se conformaría según esta autora, con elementos que son constantes, que son la que la mantienen y otros que son cambiantes. Tal como planteaba el Prof. Carrasco el ser humano, es un ser biopsicosocial, y por tanto la identidad se conforma desde estos tres ángulos, que están presentes armónicamente (en la nomalía) en el cuerpo, la psiqué y lo social.
Como hemos visto en test proyectivos como el H.T.P, D.F.H o en el Machover; el rostro está directamente vinculado con la identidad del sujeto, ya que es la parte más expresiva del cuerpo y es el rasgo social por excelencia; el que sirve para el reconocimiento entre los Otros y sobre todo por su relación con la comunicación.
Desde otra vertiente el Dr. Fritz Lange estudioso de la Fisiognómica aporta que “La imagen del rostro es una resultante de la conjunción de dos fuerzas; el caudal hereditario fijo y la acción diversamente modeladora de la vida, las vivencias y el medio” … “sobre esta cara heredada, las vivencias y experiencias, el medio ambiente; la profesión, el lenguaje y las enfermedades van grabando, en el decurso de la vida, nuevas líneas y formas nuevas, rasgos éstos que surgen gracias a la actividad de los músculos de la cara” .
¿Pero qué pasa, cuando hay un accidente, una herida notable en el rostro. O más aun cuando se nace con una malformación o falta de alguno de los elementos básicos del rostro? Sigue manteniéndose esta armonía entre lo biopsicosocial? Qué pasa cuando la imagen que devuelve el espejo no se corresponde con el rostro con el cual me identifico y con el que los otros me reconocen? Qué pasa con estas personas que ven a través de la mirada de los Otros, estos cambios o esta falta?
Son cuestionamientos… cada caso, será un universo de posibilidades.
Pero creo que el rol del psicólogo en estas situaciones, pasaría por devolver la armonía al trinomio. Lo psicológico se debe acomodar y asimilar a lo biológico y también a las repercusiones en lo social. De manera similar, el entorno también deberá asimilar este nuevo rostro o este rostro que no se corresponde con lo esperado.
En nuestro país existen posibilidades de prótesis faciales, que permitirían una rehabilitación (en el sentido de devolver algo que se perdió o que no estuvo desde el nacimiento y dejarlo igual a que estaba antes de perderlo ), en donde el rol del psicólogo es igual de importante que en la pérdida. Por un lado, evaluando la viabilidad de tal prótesis en el sujeto concreto y por otro lado, tratando de restablecer la armonía en el trinomio, en presencia de este nuevo elemento en el rostro.

miércoles, 7 de abril de 2010

Dificultades del aprendizaje

En la práctica clínica actual es muy común, que recurran a nosotros padres con sus hijos, los cuales tienen algún tipo de dificultad de aprendizaje.

Cabe aclarar que el psicólogo que la ayuda del psicólogo dependerá del tipo de dificultad a la cual nos enfrentemos. Las mismas se separan en dos grandes grupos: las dificultades especificas como ser dislexia, discalculia, disgrafía. Estas tienen que ver con un proceso cerebral que es diferente a la de los demás o por una falta de maduración de los circuitos cerebrales …. la misma se re- educa con un psicopedagogo. El rol del psicólogo en este caso, es acompañar y sostener al niño y a su familia a enfrentar la frustración que estas dificultades pueden generar en el ámbito escolar.

Por otro lado, siendo las más comunes, se encuentran las dificultades del aprendizaje inespecíficas, de las cuales no se conoce una causa (no hay lesión, ni problemas orgánicos que imposibiliten el aprendizaje). En este caso, la función del psicólogo será descubrir cual es la causa de que el niño no aprenda. La misma, puede deberse a problemas emocionales que impiden que el niño pueda por ejemplo concentrarse en lo que se le esta enseñando o en las tareas.

Mediante el juego, el dibujo y los diferentes encuentros en el consultorio, se podrán generar hipótesis de la problemática y trabajar posteriormente sobre ellas. Para esto es imprescindible la colaboración de los padres, los cuales estarán debidamente informados sobre los avances pero no así de los contenidos de las consultas.