Identidad y Rostro-
Rol del psicólogo; cuestionamientos sobre la interrelación en la alteración.
Mercedes Freire de Garbarino define a la identidad como “in ser, un sentirse de determinada manera y que a su vez, los demás lo vean de determinada manera”, la misma se conformaría según esta autora, con elementos que son constantes, que son la que la mantienen y otros que son cambiantes. Tal como planteaba el Prof. Carrasco el ser humano, es un ser biopsicosocial, y por tanto la identidad se conforma desde estos tres ángulos, que están presentes armónicamente (en la nomalía) en el cuerpo, la psiqué y lo social.
Como hemos visto en test proyectivos como el H.T.P, D.F.H o en el Machover; el rostro está directamente vinculado con la identidad del sujeto, ya que es la parte más expresiva del cuerpo y es el rasgo social por excelencia; el que sirve para el reconocimiento entre los Otros y sobre todo por su relación con la comunicación.
Desde otra vertiente el Dr. Fritz Lange estudioso de la Fisiognómica aporta que “La imagen del rostro es una resultante de la conjunción de dos fuerzas; el caudal hereditario fijo y la acción diversamente modeladora de la vida, las vivencias y el medio” … “sobre esta cara heredada, las vivencias y experiencias, el medio ambiente; la profesión, el lenguaje y las enfermedades van grabando, en el decurso de la vida, nuevas líneas y formas nuevas, rasgos éstos que surgen gracias a la actividad de los músculos de la cara” .
¿Pero qué pasa, cuando hay un accidente, una herida notable en el rostro. O más aun cuando se nace con una malformación o falta de alguno de los elementos básicos del rostro? Sigue manteniéndose esta armonía entre lo biopsicosocial? Qué pasa cuando la imagen que devuelve el espejo no se corresponde con el rostro con el cual me identifico y con el que los otros me reconocen? Qué pasa con estas personas que ven a través de la mirada de los Otros, estos cambios o esta falta?
Son cuestionamientos… cada caso, será un universo de posibilidades.
Pero creo que el rol del psicólogo en estas situaciones, pasaría por devolver la armonía al trinomio. Lo psicológico se debe acomodar y asimilar a lo biológico y también a las repercusiones en lo social. De manera similar, el entorno también deberá asimilar este nuevo rostro o este rostro que no se corresponde con lo esperado.
En nuestro país existen posibilidades de prótesis faciales, que permitirían una rehabilitación (en el sentido de devolver algo que se perdió o que no estuvo desde el nacimiento y dejarlo igual a que estaba antes de perderlo ), en donde el rol del psicólogo es igual de importante que en la pérdida. Por un lado, evaluando la viabilidad de tal prótesis en el sujeto concreto y por otro lado, tratando de restablecer la armonía en el trinomio, en presencia de este nuevo elemento en el rostro.
domingo, 25 de abril de 2010
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